Historia.
Cybele pertenece a la segunda generación de la raza conocida como los Eternos, una rama evolucionada a partir de la raza humana. Poco se sabe del pasado de Cybele, solo que en algún momento poco antes del nacimiento de la cultura helénica contrajo matrimonio con Zuras, dirigente de los Eternos de la Tierra, con quien tuvo una hija, Azura, después conocida como Thena.
Cybele vivió junto a su marido Zuras y su hija Thena en Olimpia, la gran ciudad de los Eternos en la Tierra, situada en Grecia. Al igual que otros miembros de los Eternos, Cybele también fue confundida por los griegos con una diosa del Olimpo, en concreto con la diosa griega Gea (o la romana Cibeles), debido a su interés por la naturaleza.
A pesar de ser la consorte del gobernante de los Eternos, Cybele se mostraba reticente a participar en las tareas de gobierno de su marido, ni en participar en los grandes eventos en los que se vieron envueltos los Eternos, como la llegada de los Celestiales, prefiriendo cuidar y educar a su hija Thena, por la que aún mantiene un interés como madre, a pesar de que esta ya es adulta
Cybele nunca estuvo a gusto en Olimpia, ya que prefería estar lejos de las ciudades, en contacto con la naturaleza, así, cuando su marido Zuras pereció combatiendo a los Celestiales, y aunque debido a que técnicamente era la reina de los Eternos debido a su matrimonio con Zuras, Cybele decidió renunciar al cargo gustosamente en favor de su hija Thena, tras lo cual abandonó la ciudad de Olimpia, y se trasladó a un bosque en el estado de Colorado para estar en contacto con la naturaleza, y usando sus poderes psiónicos para mantenerse oculta de los humanos, que no la pueden ni ver ni oír a menos que ella quiera.
Poderes y habilidades.
Cybele posee una fuerza sobrehumana que le permite levantar unas 15 toneladas de peso aproximadamente. Cybele, posee los atributos normales de un miembro de la raza de los Eternos, además de unos atributos propios.
Como el resto de los Eternos, Cybele posee una fuerza vital aumentada mediante la energía cósmica, además tiene un absoluto control sobre todas las células de su cuerpo, lo que le da un completo control sobre su cuerpo, aun cuando esté dormido o inconsciente, este control le permite, a pesar de su edad, aparentar no ser mayor que su hija Thena.
Además, como resultado de este control, Cybele es virtualmente inmortal, inmune al paso del tiempo, a las enfermedades, a las temperaturas extremas y a cualquier herida causada por medios convencionales.
Aunque fuera herido, su control sobre su cuerpo le permitiría sanar la herida o regenerar la parte dañada. La única manera de que un Eterno pueda morir es dispersando la mayor parte de las moléculas de su cuerpo, o consiguiendo romper el control que tiene sobre su cuerpo, y después causándole una herida lo suficientemente grave para matarle.
Cybele es capaz de manipular mentalmente los átomos y moléculas, aunque su capacidad está por debajo de la de otros Eternos mas versados en esa habilidad. Como todos los Eternos, Cybele puede levitar mediante sus poderes psiónicos, también puede hacer levitar a otras personas u objetos.
Como el resto de los Eternos, Cybele puede proyectar energía cósmica en forma de rayos a través de sus ojos, o en forma de luz desde sus manos, esta energía cósmica está almacenada en pequeños compartimentos situados en el interior de su cuerpo. Los rayos que Cybele puede emitir van desde rayos de luz, de fuerza hasta la electricidad, pasando por cualquier forma del espectro electromagnético.
Cybele puede emitir estos rayos durante varias horas, hasta que se agote, sin que ello disminuya su invulnerabilidad, aunque durante ese tiempo aumente su sensibilidad al dolor, aunque esa momentánea vulnerabilidad se le pasa tras dejar de emitir los rayos. Cybele puede teleportarse a sí mismo o a otra persona, aunque es un recurso que no suele utilizar a menudo.
Además, Cybele posee un alto nivel de poderes psiónicos, que le permiten crear ilusiones, estos poderes le permiten también influenciar sobre las mentes de otras personas, para que estos ni la vean ni la oigan.
Creado por Jack Kirby.
Año 1976.
0 comentarios:
Publicar un comentario